Descubrir Mallorca a través del senderismo
- martaigualm
- 16 dic 2024
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 26 sept
Mallorca no es solo playas y balnearios: la Serra de Tramuntana, que se extiende a lo largo de la costa noroeste de la isla, conforma otra cara de la isla, mineral, cultivada y salvaje a la vez. Sus crestas, barrancos, bosques y terrazas, moldeadas por siglos de agricultura, ofrecen un terreno ideal para el senderismo: desde rutas de un día hasta travesías más exigentes, cada paso cuenta una historia entre naturaleza y patrimonio.

La Serra de Tramuntana: un paisaje cultural vivo
La Serra de Tramuntana ha sido declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO por su paisaje cultural, un paisaje en el que la acción humana (terrazas, canales, molinos, muros de piedra seca) se ha adaptado durante milenios a un entorno montañoso con recursos limitados. Caminar por aquí es recorrer sistemas hidráulicos medievales, cruzar masías (granjas) y contemplar panorámicas marcadas por el encuentro entre el mar y la montaña. Estos elementos dan testimonio de una estrecha relación entre los habitantes y su entorno, que hoy en día confiere todo su carácter a los senderos que recorremos.
El GR 221: la «Ruta de Pedra en Sec» (Ruta de la piedra seca)
Entre las rutas más emblemáticas se encuentra la GR 221, también conocida como «Ruta de Pedra en Sec» (Ruta de la piedra seca). Este largo sendero señalizado atraviesa la Tramuntana a lo largo de más de 150 km (y hasta 260 km si se cuentan las variantes y variantes locales), conectando Port d'Andratx con Pollença. Sigue en gran parte antiguos caminos de herradura empedrados y numerosos tramos bordeados de muros de piedra seca, una técnica agrícola que estructura el paisaje y facilita el caminar al ofrecer descansillos en los terrenos inclinados. Para el excursionista, el GR 221 es una invitación a la lentitud: etapas, refugios rurales y pueblos auténticos marcan el ritmo de la ruta.
Un poco de historia: Mallorca, las Baleares y la Corona de Aragón
Para comprender Mallorca, también hay que situar la isla en su contexto histórico. Las Baleares han sufrido sucesivas dominaciones: vándalos, bizantinos y, posteriormente, el periodo islámico hasta la reconquista en el siglo XIII. Jaime I de Aragón conquistó Mallorca en 1229, integrando la isla en el espacio político catalano-aragonés; a lo largo de los siglos, las Baleares alternaron estatus y dominaciones (reino autónomo, anexiones, influencias mediterráneas) antes de inscribirse progresivamente en la historia de la Corona de Aragón y luego de la España medieval. Estas capas históricas se reflejan en la toponimia, la arquitectura rural y, en ocasiones, en la distribución de las tierras y los usos agrícolas que se observan desde los senderos.
Caminos de herradura, patrimonio vivo
Los senderos que recorrerá no son simples líneas en un mapa: muchos son antiguos caminos de herradura (camins de ferradura) que se utilizaban para transportar aceitunas, cereales, leña y personas entre pueblos aislados y valles cultivados. Estas vías empedradas, a veces estrechas y empinadas, han moldeado la vida económica y social de la isla durante siglos. Algunas comunidades, como las de Sóller o los barrancos de Biniaraix y Fornalutx, han estado históricamente vinculadas a estos arrieros, hombres y mujeres que conocían cada paso, cada recuerdo de piedra. Hoy en día, estos caminos están restaurados y mantenidos, y constituyen la columna vertebral del GR 221 y otros circuitos locales.
Paisajes y sensaciones: lo que se vive durante una excursión
Sobre el terreno, la Tramuntana se revela a través de una alternancia de bosques de pinos, bosques mediterráneos, terrazas de olivos y acantilados que se precipitan hacia el mar. Las vistas panorámicas son a menudo espectaculares: estrechos puertos de montaña, barrancos encajonados, miradores sobre el Mediterráneo. Los muros de piedra seca, las casas de piedra y las antiguas infraestructuras hidráulicas dan al paisaje una textura única: se aprecia la tenacidad de los pueblos que han transformado las empinadas laderas en tierras cultivables. Además de ser un regalo para la vista, la región es rica en biodiversidad local y especies endémicas, por lo que las excursiones combinan la observación de la naturaleza y el descubrimiento cultural.
Ejemplo: el Barranc de Biniaraix y los caminos empedrados
El Barranc de Biniaraix, cerca de Sóller, es un excelente ejemplo de un sendero en el que la historia y la naturaleza se complementan. Este barranco excavado en la montaña concentra escalones empedrados, olivares en terrazas y panorámicas impresionantes: un recorrido corto pero intenso que ilustra bien lo más auténtico de la Tramuntana. También es un lugar donde se comprende por qué algunas vías se denominan «caminos de herradura»: se construyeron para permitir el tránsito de rebaños y animales de carga, y han resistido el paso del tiempo gracias a la calidad del empedrado y al trabajo colectivo de los pueblos.
Práctico: preparar la excursión
Duración: la Tramuntana es ideal tanto para excursiones de un día (circuitos, etapas cortas del GR 221) como para rutas de varios días.
Nivel: caminos a veces técnicos (adoquinados, desniveles): calzado de senderismo, agua y protección solar imprescindibles.
Temporada: la primavera y el otoño ofrecen un excelente compromiso (clima suave, vegetación en flor en primavera), mientras que el invierno permite disfrutar de ambientes más vivos, pero a veces más frescos en altitud.
Respeto por el patrimonio: permanecer en los senderos señalizados, no mover las piedras de los muros de piedra seca y respetar las culturas locales ayuda a preservar este patrimonio vivo. Las rutas oficiales y los refugios rurales (barracas, refugis) pueden ofrecer etapas seguras y documentadas a lo largo del GR 221.
¿Por qué hacer senderismo aquí y no en otro lugar?
Porque la Tramuntana ofrece una combinación poco habitual: paisajes marinos y montañosos, caminos históricos rehabilitados, pueblos de piedra y una fuerte continuidad cultural. Son rutas que cuentan una historia —la imbricación del trabajo humano y las limitaciones naturales— y que dan al caminante la impresión de adentrarse en un territorio moldeado por manos y costumbres antiguas. A cada paso, se percibe esta alianza entre funcionalidad (irrigación, terrazas, caminos de herradura) y belleza sencilla.
Caminar para comprender Mallorca
Excursión tras excursión, la Serra de Tramuntana revela una Mallorca diferente: no solo como destino balneario, sino como una isla de montaña, de memoria y de saber hacer rural. El GR 221 y los caminos de herradura le ofrecen una inmersión en la que la geología, la agricultura tradicional y la historia política (conquista aragonesa, estatutos insulares) se leen en el paisaje. Tanto si busca un día contemplativo en la cima de un puerto como una travesía de varias etapas, la Tramuntana satisfará la curiosidad de los senderistas sensibles al patrimonio y la naturaleza.
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